No es que los Ayuntamientos sean culpables de la crisis económica ni nichos de despilfarro. Sin embargo, no faltan entes locales que se han convertido en reinos de Taifas con su reyezuelo local y atmósfera cortesana propia de cuento de Las mil y una noches. Ayer fue noticia que la Federación Andaluza de Municipios y Provincias, contando con el acuerdo del partido político gobernante y de la oposición, habían pactado algo que se pedía a gritos desde la racionalidad del gasto público: que las retribuciones de los Alcaldes fueren fijadas en atención a la población del municipio y asimiladas a las propias de los cargos autonómicos. Además de forma muy inteligente, su entrada en vigor será para los ediles nombrados tras las próximas elecciones locales (curiosos derechos adquiridos de pernada presupuestaria). Para Sevach, esta medida tiene tres valoraciones de resonancias cinematográficas: lo bueno, lo feo y lo malo.
1. Lo bueno. Es una noticia positiva por las siguientes razones:
A) Porque demuestra que el pacto entre Coyote y el Correcaminos, esto es, entre partido gobernante y oposición, es posible.
B) Porque si en algo había un pacto no escrito ( mas pacto de villanos que “pacto de caballeros”) era en no tomar medidas que perjudicasen lo poco que une a todos los partidos políticos: su aspiración por detentar los altos cargos con oropel y prebendas ( si no es antes, será después, y bueno será no ponerse chinas para el camino político futuro).
C) Porque en un modelo de Estado en que coexisten Entidades Públicas con distinto rango ( el Estado soberano, las Comunidades Autónomas con autonomía política y los entes locales con autonomía administrativa) parece lógico que los almirantes de portaviones cobren mas que los capitanes de fragata y estos mas que los patrones de barcos pesqueros.
D) Porque caracterizándose los entes locales por la diversidad sustancial (población, presupuesto, estructura social,etc), también es lógico buscar un parámetro objetivo para diferenciar las retribuciones de las autoridades locales.
E) Porque esa medida acaba con la concepción del municipio como botín de ediles, o la concepción populista de que si se hace mucho por el pueblo,¡ que mejor que éste se muestre agradecido tolerándole unas magras retribuciones!.
2. Lo feo. La medida tiene sus riesgos. En primer lugar, parece claro que la medida acordada por la Federación Andaluza de Municipios y Provincias se acepta porque habrá una mayoría de ediles que saldrán beneficiados al alza con la misma. Sin embargo, el Alcalde que se vea amenazado por tal acuerdo, adoptado como puñalada trapera por sus colegas, como gesto de imagen para el pueblo en tiempo de crisis, posiblemente adoptará una de las siguientes actitudes de respuesta acompañada de pensamientos reconfortantes:
- La hipocresía: “Tranquilo, cuando acabe esta legislatura, habrá pasado la crisis y será ocasión de modificar las leyes, que para eso están”.
- La emigración: “Tranquilo, cuando acabe esta legislatura local, tendré que saltar a la política autonómica o estatal, mas generosa”.
- Los vasos comunicantes: “Tranquilo. Me da igual que recorten las retribuciones, que ya lo compensaré con las dietas, o con las compensaciones de la Presidencia del Consejo de Administración de algunas empresas públicas locales u otras vías, que haber,haylas”.
- El parasitismo: “ Tranquilo. Si mis retribuciones se asimilan a las de Director General o Consejero, ya conseguirá el partido que se eleven las de estos”.
- La digestión de la boa constrictor: “Tranquilo. Me da igual cobrar menos, pues hasta ahora ya he atesorado bastante.”
3. Lo malo. Finalmente, aunque insistimos en que la medida es positiva, se queda corta para los tiempos de crisis que vivimos que requieren gestos contundentes y efectivos:
- Porque lo coherente sería ir mas allá, y fijar en atención a la población, el número y criterios retributivos del personal eventual, esto es, los nombrados libremente por los Alcaldes y generosamente retribuidos.
- Porque lo coherente sería fijar criterios homogéneos para los altos cargos de las empresas públicas.
- Porque lo coherente sería no sólo fijar esos criterios homogéneos y objetivos, sino penalizar a la baja a los ediles que tras dos años de legislatura ofrezcan desmesuradas situaciones de déficit presupuestario.
- Y porque lo coherente sería considerar que lo que es bueno para Andalucía, es bueno y válido para el resto de España, y adoptar una ley básica o ley de armonización que fijarse ese criterio imperativamente para todos los municipios y Diputaciones de España.
No hay que olvidar que los pies de barro de tal Acuerdo de la Federación de Municipios y Provincias de Andalucía vienen dados porque su fuerza reside en lo pactado en el seno de esa singular Asociación interadministrativa ( la Federación), que ni tiene fuerza legal ni limita la autonomía local, ni compromete a los ediles mas allá de su “lealtad” a la fuerza política que representa y que ha suscrito tal acuerdo. O sea, buen rollito, pero sin empujar.
De lo que ni siquiera hablamos es de la posibilidad de adoptar un pacto similar en el seno de una Conferencia de las Comunidades Autónomas para equiparar los sueldos de Presidentes, Consejeros o Directores Generales ( no hablamos de ello, porque este blog no pertenece al género de ciencia-ficción).